30 julio 2010

 

Genealogía de los dioses olímpicos II: mito y arte.

SEGUNDA PARTE

CRONO Y REA
Abatido Urano, Crono se unió a la titánide Rea y juntos reinaron en el universo.
Urano, destronado, maldijo a Crono y le sentenció que uno de sus hijos lo destronaría.

Matrimonio sagrado de Crono y Rea.
Relieve, 470 – 460 a.C.
Templo de Selinunte.
Palermo.

Crono con su corte, 1737. Altomonte, Bartolomeo. Residenzgalerie. Salzburg.

DESCENDENCIA DE CRONO Y REA
Sobre Crono (Saturno para los romanos) reinaba la maldición de su padre, y, desconfiando de los hijos que Rea le daba, los devoraba nada más nacer. Esta suerte corrieron sus tres hijas, Hestia, Deméter y Hera, y sus dos hijos, Hades y Posidón.

Saturno. Terracota, 1650-1664. Museo Histórico de Amsterdam.


Rubens, P. P.
Saturno devorando a su hijo, 1636-37.
Museo del Prado. Madrid.

Goya, F.
Saturno devorando a su hijo, 1820- 22.
Museo del Prado. Madrid


Flaxman, John. Saturno y sus hijos, 1794. Grabado de la Teogonía de Hesiodo en la edición de J. Pi y Margall (s.XIX).

Cuando estaba a punto de nacer el sexto de sus hijos, Rea se retiró a Creta, al monte Ida, donde dio a luz a un hermoso niño, al que llamó Zeus, a quien consiguió salvar dándole a Crono una piedra envuelta en pañales, que éste engulló sin inmutarse.

Rea entrega a Crono una piedra envuelta en pañales. Crátera griega, ca. 460 a.C. Museo del Louvre. París.

Rea y Crono, 475 – 425 a.C. Pelike de figuras rojas. Metropolitan Museum. New York.


Rea entrega a Crono una piedra envuelta en pañales
Bajorrelieve griego de época helenística en la base de una estatua.
Museo capitolino. Roma.
ZEUS DESTRONA A CRONO
Rea ocultó a Zeus en Creta, donde lo amamantó la fabulosa cabra Almatea y se crió al cuidado de las Ninfas.

Pousin, Nicolás. Júpiter niño alimentado por la cabra Amaltea, h. 1640. Galería Dalhem. Berlín.

Después, cuando creció, Zeus destronó y expulsó del cielo a Crono, quien se fue a vivir exiliado al Latium, el Lacio, que según algunos etimólogos viene de “latere” y significaba estar oculto, o “donde se esconde”, pues allí, exactamente en la colina del Capitolio, donde se fundaría Roma, se refugió Crono.

CRONO/SATURNO
El equivalente de Cronos en la mitología romana era
Saturno.
Crono o Saturno enseñó a los latinos la agricultura y gracias a ésta pudieron vivir una época
de abundancia y prosperidad (Edad de Oro), pues los otros pueblos seguían viviendo de la caza
y la pesca. Inclusive, algunos estudiosos de la etimología creen que la palabra Saturno es una
voz compuesta de Sata, que quería decir cosas sembradas, y Ops, que significa abundancia,
pues se cree que en el Lacio Saturno tuvo por mujer a esa diosa de la prosperidad, aunque otros mitólogos estiman que la mujer de Saturno en el Lacio fue Filia, diosa de la
simpatía y de las aficiones.

Pietro da Cortona. Edad de Oro bajo el gobierno de Saturno, 1641 – 46. Palacio Pitti. Florencia


Saturno es representado como un viejo alado,
envuelto en luz, dominando a los dioses y a los héroes.
Techo de la sala Saturno
(Palazzo Pitti) de Ciro Ferri (detalle)


TEMPLO DE SATURNO, 498 a.C. ROMA

Aunque la deidad romana Saturno se fundía fuertemente con Crono, los romanos favorecieron a Saturno mucho más que los griegos a Crono. Mientras Crono era considerado por los griegos un dios cruel y tempestuoso, su naturaleza se hizo más inocua bajo la influencia romana, con su asociación con la edad dorada haciendo que finalmente se convirtiera en el dios del «tiempo humano», es decir, los calendarios, las estaciones y las cosechas (aunque no debe ser confundido con Chronos la personificación sin relación alguna del tiempo en general).

Durante la época barroca la representación del tiempo fue constante como una imagen de la naturaleza transitoria de la vida humana y de los valores que la gobiernan.

Vouet, Simon.
El tiempo vencido por la Esperanza, el Amor y la Belleza, 1627.
Museo del Prado. Madrid
.
Se representa a Saturno, el Tiempo, caído al lado de sus atributos, una hoz y un reloj de arena. La belleza lo agarra por el pelo blandiendo una lanza sobre él, mientras que la Esperanza lo amenaza con un ancla, su símbolo iconográfico, y tres cupidos arrancan las plumas de las alas. El tiempo es desafiado por el amor, lo que constituye una inversión de sus funciones tradicionales.

Vouet, Simon
Saturno conquistado por el Amor, Venus y la Esperanza, 1646.
Museo de Berry (Bourgues).

Saturno, el Tiempo, a quien se representa con su atributo, la hoz, puesto que es un dios agrícola, es representado en ciertas alegorías como un anciano vencido por sentimientos y virtudes como el amor, la esperanza o la alegría. La bella muchacha que hace presa en una de las alas del dios, es la Esperanza, cuyo atributo es el ancla a sus pies. La mujer que tira del cano pelo de Saturno es la Verdad. Sobre este grupo se encuentran la Fama, quien sopla una larga trompa, y la Ocasión, que porta en su mano derecha los atributos del poder, por lo que también puede identificarse con la Fortuna. Junto al dios, a su izquierda, se encuentra un "putto", un amorcillo alado.

Goya y Lucientes, Francisco de
La Verdad, la Historia y el Tiempo o Alegoría de la Constitución de 1812.
1797-1800.
Museo Nacional de Estocolmo
Estocolmo. Suecia

Este óleo sobre lienzo supone una alegoría acerca de la verdad histórica y el papel imprescindible del tiempo.
El Tiempo, un anciano alado y con un reloj de arena, que simboliza el paso de los instantes y la llegada de la muerte, trae del brazo a la Verdad, figura central. La Verdad reina sobre todo, y porta un cetro y un libro que encierra la verdad histórica. Sentada aparece la Historia en sí misma, escribiendo la crónica de los hechos, posiblemente, en continuidad con otro libro ya escrito, en el que se apoya.
Otra interpretación de la alegoría ve en la figura central a España, puesto que el libro que porta en una de sus manos sería la Constitución de Cádiz de 1812, y el cetro que lleva en la otra sería la soberanía del pueblo, es decir, el liberalismo. La figura, entonces, del Tiempo simbolizaría el nuevo momento que se abre para España, el cual es recogido por la Historia que, a su vez, pisa el antiguo corpus jurídico periclitado. Según esta interpretación, Goya abiertamente se declara en 1812 como un liberal convencido, y lo hace sin miedo a ver peligrar su posición como Primer Pintor de Cámara del Rey y apostando por “La Pepa” o Constitución de 1812.


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